miércoles, 8 de febrero de 2017

AATHMA - "AVESTA" (VARIOS SELLOS, 2017)


La cuenta atrás ha terminado. Por fin tengo en mis manos lo nuevo de AATHMA, banda que idolatro desde aquel grandioso debut que fue "The Call of Shivá" (Odio Sonoro, 2009), el críptico "Decline... Towers of Silence" (Noma Records, 2011) y el Ep "Deadly Lake" (Varios Sellos, 2014) que además de ofrecernos un tema nuevo recogía la primeriza demo "Woods" de 2008. 

Entre medias, "Death Throes", aquel fabuloso disco de JUAN DOMÍNGUEZ en solitario bajo el monicker de OTUS (Nooirax Records, 2016). Lejos queda la etapa de GLOW que en cierta medida daría pie (o facilitaría) la creación de AATHMA. También destacable es la versión de KHMER (Mares Vacíos) que se marcaron en el recopilatorio 7 INFIERNOS de NOOIRAX (me duele el alma de recomendarlo, y los dedos de regalarlo cuando pillo alguna copia promocional).

La banda sigue su particular obsesión Zoroastriana titulando a este nuevo trabajo AVESTA, en clara referencia a los textos sagrados de Persia, escrito en la lengua primitiva Zend (Avéstico en las tradiciones Iraníes), con cierto carácter babeliano, de tal suerte que sus fonemas darían lugar a diversas lenguas conocidas. Así pues, el disco se divide en seis cortes cada uno de los cuales se denomina según un particular culto/deidad o elemento natural del panteón Mazdeísta.

El Avéstico es usado eminentemente en literatura religiosa zoroástrica, y en antiguas tradiciones mitológicas iraníes... y aun teniendo el carácter de lengua muerta, es transcrita durante los siglos IV al VI después de cristo a través del Alfabeto Pahleví, de tal suerte que estos escritos y tradiciones orales no se codificarían hasta mucho después de desaparecer la lengua como tal. Curioso y de interés son las conexiones entre el Zoroastrismo y el Hinduísmo dado el carácter indo-ario de los pueblos persas asentados en el Turquestán y las conexiones con el sánscrito.

Invito al lector a que investigue por su cuenta sobre el Mazdeísmo/Zoroastrismo, el carácter atávico de la figura de Zoroastro (su oscurantismo es tal que hay muchos dudas sobre su lugar de nacimiento o incluso si el término en sí hacía referencia a una especie de título religioso). El lector avezado e inquieto que saque sus propias conclusiones, así que volvamos a la banda.

AATHMA son actualmente MARIO GONZÁLEZ a las cuatro cuerdas gruesas del sacrificio Yasna; JUAN DOMÍNGUEZ a la liturgia Pahleví y las cítaras iraníes, y ALEJANDRO PORRAS a las percusiones immolatrices de Ahura Mazda

El fabuloso artwork es obra de ROBERT HERNÁNDEZ y la edición corre a cargo de los siguientes sellos: Underground Legends Records, Sacramento Records, Odio Sonoro, Cosmic Tentacles, The Braves Records, Lengua Armada, VZQ, Avestan Scriptures, Aladeriva Records (CD), Violence in the veins (CD). Grabado y mezclado por CARLOS SANTOS entre los Estudio 1 y Sandmand Studios, con masterización de nada más y nada menos que JAMES PLOTKIN.


Abre el disco MAH, antiguo dios persa de la luna, deidad Yazata (guardianes de lo divino y mensajeros del Ahura Mazda). Asociado con la vaca (interesante los puntos de unión con lo indoeuropeo y el vedantismo) y al que se le da en consagración el séptimo día de cada mes... curiosamente, el tema dura 7 minutos, así que tendré que preguntar a la banda si esto es fruto del azar.

Correoso, arrastrado temazo en clave stoner psych a lo NAAM o ANCESTORS. Con cierto cariz espacial, los instrumentos se van entrelazando para crear una maya sonora lisérgica que lo primero que me indican es que AATHMA suenan más jodidamente épicos que nunca. Cuando entran las voces de Juan en el minuto 3 tengo una piloerección que ríase usted de un fakir. 

La dualidad de Juan en las voces está mas trabajada que nunca, y hay cierto deje orgánico en la producción que hace que el disco suenen brutalmente cercano, como tocado en vivo. Las guitarras se explayan en líneas que beben tanto del space rock como del más pútrido doom tradicional, y la base rítmica tiene la insistencia taladrante de una liturgia errónea.

Estalla a continuación MITHRA, diosa de la luz y la cordura que es asociada al fuego y el sol. Mithra sacrificaría al toro con un cuchillo y su sangre al caer en la tierra daría lugar a las plantas y los animales. Curiosamente se le representa con un gorro frigio, los romanos adoptaron también esta deidad, y da nombre a la toca de origen judío con la que se visten los sacerdotes... a veces, la verdad está más oculta de lo que parece.

Las brutales percusiones de Alejandro y las voces guturales me vuelan la cabeza en un tema que tiene la cadencia de un himno. Las homilías de Juan parecen llegar de otro tiempo, mientras la guitarra se aleja del carácter más stoner de sus primeros tiempos vertiendo una simiente mucho más bizarra y versátil. 

Los nuevos AATHMA son más comprimidos, destilados en lo mejor de ellos mismos y capaces de cambiar de tempo y ritmo con una facilidad pasmosa. Difícil describir la música porque también salen a relucir toques de sludge o incluso algunos riffs de la guitarra totalmente de escuela doom inglesa (no sé si consciente o inconscientemente). A estas alturas ya tengo claro que AVESTA es el mejor trabajo que han grabado hasta ahora.


El fuego de la victoria o ATASH es el tercer corte. Hace referencia al más alto grado en el Zoroastrismo y engloba 16 tipos diferentes de fuego... desde la luz en sí misma a la llama de la cremación o la llama de los templos (Atash Adaran). Cada fuego se añade al siguiente en una ceremonia ritual en la que intervienen 32 sacerdotes y que puede llegar a durar un año... aunque el tema en cuestión dura seis y te deja totalmente exangüe.

Esa particular forma de hacer lisérgico todo lo que tocan, de darle un cariz épico y elevador es lo que para mí define mejor a la música de AATHMA. Más quisieran MASTODON tocar como lo hacen aquí los madrileños. Una máquina engrasada de cambios de ritmo con el bajo cercenando cabezas sin piedad y bueno... lo de Juan no es de este mundo. Su voz ha madurado y adquirido un timbre particular que se te mete en las entrañas. Atentos al paquidérmico riff a partir del minuto 4 y los berridos vocales... soberbio. Sólo con las ideas que muestran en este tema hay gente que saca dos discos completos. 

Fantástico cierre de la Cara A con KEN ZA (Exorcismo), con un ambiente funesto de guitarras disonantes, con cierto deje arabesco muy sutil que en ocasiones parece emular a un Muazzin puesto de psicotropos, y que bien podría haber sido la introducción del disco más que un interludio. No me quito de la cabeza ciertos discos de cantos fúnebres sufís que compré en Turquía porque si bien aquí no hay voz, la cadencia de la música es la misma. Nana espectral, cargada de arena del desierto y prohibida hasta el fin de la eternidad.


Abre la Cara B el corte HVARE, divinidad del sol radiante, y no en vano el arranque es bestialmente Stoner (no hay nada más caliente que el jodido Stoner). Tema rápido, como mezclar a los NAAM del temazo "Kingdom" con las cabalgadas macarras de los AQUA NEBULA OSCILATOR y los guitarrazos arenosos de YAWNING MAN. Sencillamente espectacular cómo condensan el sonido en los escasos cuatro minutos del tema. La colección de poemas Yasht recoge en uno de ellos la letanía del Sol, al que es dedicado el undécimo día del calendario zoroastriano.

El final y principio de todo es el agua, y como tal ABAN se encarga de cerrar el disco. Nombre del décimo día del mes según el calendario de Zoroastro, y nombre del octavo mes... musicalmente un temazo de 12 minutos que no puede dejar indiferente a nadie. Una plúmbea batería con adornos de orfebrería artesana del bajo, sobre la que se desarrollan las filigranas de la guitarra y las consagraciones vocales que dan a la joya el carácter de sacro. 

Como una auténtica ola de agua el tema avanza impertérrito en su cadencia Stoner Doom, inundando cualquier atisbo de salvación (Shall I See The Waters Flooding All The Seas...). Las guitarras recobran el espectro persa en las escalas (eso que tan bien hicieran ORPHANED LAND en MABOOL), al igual que la batería, con un interludio instrumental en el que se explaya a gusto en técnica y versatilidad. También hay espacio para un vibrante bajo (a partir del minuto 5) acompañado de la voz susurrante y espectral de Juan, capturando más que nunca lo que ha convertido a su disco OTUS en un disco de culto.

El clímax in crescendo del disco es absolutamente embriagador, con un espléndido desarrollo cuasi bíblico de proporciones épicamente devastadoras. 

Puedo equivocarme en mis apreciaciones de índole esotérico-divagatorias, pero no en que estamos ante un disco esencial del género.

 https://www.facebook.com/aathmaband/?fref=ts

https://aathma.bandcamp.com/album/avesta



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